9 de octubre de 2009

Ciber-todo

Indagando por Internet, me he topado con un artículo muy interesante que, cómo no, habla sobre la tecnología aplicada a los libros. Del artículo podemos sacar muchísimos puntos a debatir que, personalmente, comentaré en el blog, y todo aquel que quiera y le resulte interesante, puede dejar su opinión, porque la verdad, deja a pocos indiferente.
El artículo sobre el que hablo es titulado “
Nostalgia del papel”, del periódico digital El País, con fecha 3 de agosto de 2009.
Uno de los primeros puntos que trata el texto es el espacio físico que ocupan tanto el papel como los libros, y cierto es que la llegada de la tecnología y la digitalización aliviará todo exceso de objetos.

"La imagen más poderosa para persuadir a la ciudadanía de que la Justicia está necesitada de una modernización fueron las pilas de legajos amontonados acumulando polvo en las dependencias de los juzgados que vimos durante la reciente huelga. Poco a poco, el papel comienza a verse como un soporte obsoleto"


Con esta reutilización del espacio conseguimos algo aún más importante que el aprovechamiento, que es el orden. ¡Cuántas veces no hemos tenido el cuarto lleno de apuntes (en fechas de exámenes) y libros, un tanto revuelto todo, y nos cuesta encontrar aquella información que buscamos! Lógicamente en los Juzgados (como ilustra el artículo) o en cualquier otra dependencia oficial, el orden es mayor, pero no es rara la vez en la que se traspapelan los documentos, se pierde información sobre cualquier asunto, etc. No debemos mirar muy atrás para darnos cuenta de lo que digo, simplemente debemos recordar el caso Mari Luz, cuyo asesino no fue llamado al juzgado porque se traspapeló su expediente. Con la digitalización no sólo conseguimos reinventar el espacio, sino que conseguimos un mayor orden en la información, y está puede resultar incluso aún más eficaz.
El periodismo es otro sector que se ha visto modificado por la tecnología, ya que cada vez son más los periódicos que recopilan y trabajan la información por Internet y las Redes Sociales. Sin embargo, siendo Internet una fuente de información impersonal (es decir, no sabemos quién está escribiendo, ya que puede utilizar un pseudónimo o escribir bajo el anonimato), puede ponerse a escribir cualquiera que lo crea oportuno y, como ya hablamos en otro post, no sabemos cuán fiable es la información que estamos leyendo. Lógicamente, los periódicos digitales de periódicos reconocidos como El Mundo, El País, el ABC, etc., hoy por hoy no tienen ese tipo de problema, pero a lo mejor periódicos que han surgido directamente en la red y no tienen su reflejo en el papel o en el kiosco, no son tan fiables como otros. También opino que si la información tiende cada vez más a lo digital, llegará un momento en que no haga falta la presencia del periodista/escritor en la editorial, por lo tanto éstas desaparecerán, y tampoco será necesario el conocer personalmente a los trabajadores de un periódico, y correremos el riesgo de recibir información de personas que no hayan sido entrevistadas personalmente. Por Internet es muy fácil crear identidades que no se corresponden con la realidad y con ello corremos el riesgo de la falsificación y aumenta el margen de error.
Algo más de lástima me da la pérdida del libro como tal. La palabra libro la he entendido siempre, independientemente de su contenido, como la forma de hacer llegar al público la información: mediante el papel. En la RAE podemos ver que la primera definición sobre la palabra "
libro" es muy clara y rotunda en ello: “conjunto de hojas de papel u otro material que forman un volumen”. Con el paso del tiempo, lógicamente, se ha ido modificando su significado pues ya quedaba algo retrasada su esencia. Sin embargo, aquellos que somos unos enamorados de la lectura, entenderemos el libro como lo que es: hojas un tanto amarillentas, casi siempre más gordas que finas, que chasquean cuando las hacemos pasar rápidamente, con un tacto un tanto rugoso y que ocupan un lugar en nuestro hogar. Cada vez va adquiriendo más fuerza aquello de que “el saber no ocupa lugar”.
Es cierto, tal y como dice el artículo, que ya no es altamente rentable ocupar establecimientos con libros, pues dichos espacios serían más fructuosos siendo empleados en otro tipo de actividades, más aún cuando hay tan gran oferta y demanda de libros en Internet. La cara negativa del asunto es el trato personal entre el cliente y el librero, consejos que recibimos cuando nos apetece comprar y leer un buen libro pero no sabemos dónde buscar o qué escoger; todo ello quedará completamente olvidado cuando descarguemos los libros por Internet, y posiblemente nos perderemos muchos buenos libros por el desconocimiento o por no tener al lado una persona formada y documentada que nos sepa asesorar. Muchas veces me ha ocurrido que haciendo “limpieza” en el ordenador me he topado con fotografías que ni siquiera recordaba o música que no sabía que me había descargado; sin embargo, eso nunca me ha pasado con los libros, siempre los tengo enfrente, es de las primeras cosas que veo al despertarme, y como el espacio en una casa es limitado, me veo obligada muchas veces al año a reubicar mis libros, carpetas, etc., por lo que continuamente redescubro mis libros; no obstante, como el ordenador tiene capacidad casi ilimitada (o muy difícil de ocupar en su totalidad), en muchas ocasiones me despreocupo de lo que hay dentro, y muchas cosas quedan en el olvido. Esperemos que no pase lo mismo con los ciber-libros.
09-10-2009

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