28 de diciembre de 2009

Navidades culturales

Consumismo al estilo más puro, es lo que muchos entienden por “Navidad”. Muchos no queremos reconocerlo y decimos que son fechas para reunirse con la familia y disfrutar del calor de los más queridos (y no nos falta razón), pero también está el componente consumidor y, seamos claros, sin regalos no sería lo mismo. Una vez aceptada esta premisa (comprar por comprar), tenemos dos opciones: regalar lo que se nos antoje o regalar con cabeza.
Por esta última opción opta el Ministerio de Cultura, y durante estos días, en los cuales nuestro punto de reunión suele ser El Corte Inglés, la televisión nos anima a hacer unas compras racionales.



Los diferentes spots promueven la cultura como regalo para estas fechas: un buen libro debajo del árbol de Navidad, un e-book en el calcetín de Papá Noel, unas entradas para el teatro que los Reyes nos dejan en un sobre, un videojuego sobre Roma entregado por Baltasar, etc.
Y el Ministerio de Cultura propone un sitio diferente donde todas nuestras compras pueden confluir: Internet (y dentro de Internet vale, nos podemos encontrar en El Corte Inglés).


En definitiva, me uno al grito lanzado por el Ministerio, regalemos regalos culturales y no compremos por comprar. Muchos libros serán comprados por comprar, pero seguramente aportarán más que una falda o unos pantalones de los cuales tenemos ya muchos iguales: un libro es siempre diferente al anterior. O lo mismo podemos decir de los discos, de las entradas de teatro o conciertos, etc.
Un saludo, y ¡felices Reyes Culturales!



28-12-2009

27 de diciembre de 2009

Una Andalucía digitalizada

El tema de la digitalización se apodera cada vez más de nuestra sociedad, tanto a nivel material como humano. No sólo nuestra tecnología está evolucionando y nuestros libros se están digitalizando (o creando directamente en formato digital), sino que las personas también se están digitalizando. Muchos hemos nacido en la era tan famosa conocida como digital, pero otros muchos tienen que reformar su patrón para poder desenvolverse más fácilmente en este mundo donde la tecnología es el imperativo.
Los más chicos reciben prematuros cursos de informática y nuevas tecnologías; los del medio nos valemos por nosotros mismos; los mayores, al igual que los pequeños, también son enseñados. Y para ello se llevan acabo numerosos cursos donde la tecnología es el denominador común. Los extremos suelen ser enseñados por los del medio.
Numerosos son los proyectos que se han iniciado en todo el mundo para digitalizar a sus habitantes. Entre ellos destacaremos en este post un proyecto de reciente creación y que actualmente se está desarrollando: Andalucía Compromiso Digital.
Este proyecto pretende llevar a todos los rincones de Andalucía esa archiconocida era digital, sobre todo a aquellas zonas donde este mundo es algo más desconocido. Por lo general, y como hemos vista líneas más arriba, los niños y los mayores son los que más desconocen este mundo, aunque cada vez más niños se inician en este mundo de manera más temprana. Pero nuestra lógica es coherente: los niños han tenido menos tiempo de estar en contacto con las tecnologías, por lo que deben acostumbrarse a ello y ser enseñados; los mayores porque hasta hace poco tiempo no existían estos artilugios tan modernos y cuesta remodelar sus esquemas que tantos años han estado usando. Pero, en definitiva, el hábito hace al monje.




No sólo la diferencia de edad es notable en el uso de las tecnologías y nuevas comunicaciones, sino también la zona donde se reside. Generalmente las ciudades presentan mejores redes de comunicación (TDT, Internet, ADSL, etc.), y los pueblos siempre van con unos cuantos años de retraso. Esto influye en que los pueblos presenten un mayor grado de analfabetización digital y que los recursos empleados en ellos sean mayores.
Precisamente esto es lo que pretende lograr “Andalucía Compromiso Digital”, ayudar a todos aquellos que no hayan o estén en contacto con las nuevas tecnologías y posiblemente mejorar los conocimientos de aquellos que ya los tienen.

Se trata de mostrar a todos, y especialmente a quienes aún no se han atrevido a acercarse a estas tecnologías, cómo pueden hacer nuestra vida un poco más fácil, para qué pueden servirnos en nuestra vida diaria, en el trabajo, en el tiempo de ocio, para nuestro desarrollo personal...”.

Las personas encargadas de llevar acabo esta instrucción son voluntarios formados, lógicamente, en estos nuevos medios de comunicación y trabajo. Estos son llamados “acompañantes digitales”.

Acompañamiento Digital es el término que define el modo en que los voluntarios y voluntarias de Andalucía Compromiso Digital nos ofrecen sus conocimientos para acercarnos a las Tecnologías de la Información y la Comunicación. A través de estos acompañamientos los voluntarios nos ayudarán a conocer sus posibles usos y utilidades y nos acompañarán para que aprendamos a sacarles el máximo partido”.


La formación se imparte en distintos centros adscritos, como por ejemplo en bibliotecas públicas municipales, como por ejemplo en la Biblioteca de San José de la Rinconada, en Osuna, Brenes, etc.
Y, al igual que nosotros en nuestra clase de Biblioteconomía, han desarrollado su propia Wiki, llamada WikiACD, donde exponen los conocimientos adquiridos, manuales útiles y necesarios para desarrollar las actividades, etc.
El proyecto está promovido por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, y desde aquí animamos a cualquiera que considere que sus conocimientos pueden aumentar los de otros que se inscriba como voluntario de este magnífico proyecto. Y para aquellos que aunque no sepáis demasiado sobre las nuevas tecnologías pero sepáis algo mínimo como para leer este post, ¡atreveros a tomar uno de estos cursos!

Ya no importa la edad, la zona de procedencia o nuestro destino, sino las ganas de aprender, porque afortunadamente, tenemos los medios.


27-12-2009

25 de diciembre de 2009

Felices Fiestas

Desde este pequeño rinconcito de la bloggosfera, que es mi blog, deseo a todos mis lectores una muy Feliz Navidad, Fin de Año y Día de Reyes.

¡Ah!, no olvideis pedir algo para leer en estas fiestas, y cualquier ratito libre que tengáis, echadle mano a esos amigos que siempre nos esperan.


¡Felices Fiestas!


¿Te importa si te cojo esto prestado?

¿Te importa si te cojo esto prestado? A esta pregunta contestaría muchos: “No, no, cógelo, no te preocupes”. Otros, por el contrario, dirían: “No sé, depende para lo que lo quieras…”. Y otros sentenciarían: “Si, me importa. Así que no lo cojas”.
Vaya, cuántas posibilidades; pero es que aún hay más, y todas ellas muy respetables.
Internet muchas veces facilita el uso de las cosas que pertenecen a otras personas a la vez que dificulta la comunicación entre creador y usuario, lo que conlleva que muchas veces se violen la autoría de las cosas y podamos ser acusados de plagio. Asimismo, en numerosas ocasiones no sabemos qué podemos hacer con una foto que hemos visto por Internet y que nos encanta, o con unas ideas geniales para nuestro trabajo de la facultad.
Pero todo ello, lógicamente, está amparado por un sistema legal que respalda su uso a la vez que sentencia a quienes lo violan. Internet, debido a la posibilidad del
anonimato, es una plataforma que puede incitar al uso ilegal de las producciones que no nos pertenecen: “Yo voy a coger esta foto y la voy a poner en la página Web que he creado, total, no he puesto mi nombre y no pueden saber quién soy”. Este puede ser el pensamiento de muchos, ya que piensan que, al estar detrás de una pantalla protegido por un seudónimo, no pueden identificarle. Nada más lejos de la realidad, ya que existe la milagrosa IP (qué suerte para aquellos que creamos por Internet) y que permite la identificación de cualquier usuario. No obstante, antes de cualquier usuario se apropie de una foto, un texto, una idea o un poema que no sea suyo, existen unos símbolos que nos advierten sobre qué podemos o no hacer con esas creaciones.

Comencemos por el principio. Como dijimos anteriormente, el derecho de autor son una serie de normas que protegen a los autores; es decir, si el día de mañana yo creo una novela, tendré garantizados una serie de derechos que protegerán mi obra frente a cualquier plagio. Esto no quiere decir que automáticamente, al tener mi derecho de autor, nadie pueda hacer algo ilegal con la obra, sino que una vez que se sabe que alguien ha hecho algo ilegal con ella, se le pueda condenar.
Según la
Real Academia Española, el derecho de autor consiste en:
El que la ley reconoce al autor de una obra para participar en los beneficios que produzca su publicación, ejecución o reproducción, y que alcanza, en algunos casos, a los ejecutantes e intérpretes.
Leyendo un poco por la Red, la Web que mejor y más clara información me proporciono acerca de los derechos de autor fue la
Wikipedia. Se duda sobre cuándo comenzó realmente a reclamarse la autoría de las creaciones, y se baila entre distintas fechas: en el mundo occidental se piensa que Antonio Nebrija, propulsor de la imprenta en el siglo XV, fue el primero en reclamar la autoría de sus obras; también se cree que el derecho de autor en sí comenzó en el siglo XVIII en Inglaterra, de la mano de los editores de libros, conocidos como libreros. Asimismo, la primera norma aprobada en relación a la autoría (de los libros), fue el Estatuto de la Reina Ana en 1710. No obstante, el antes y el después de los derechos de autor tuvo lugar en el año 1791, cuando se creó la primera ley de derecho de autor promulgada por la Asamblea Nacional al final de la Revolución francesa (Loi du droit d’auteur).
De todas formas, y a pesar de estar todas las obras respaldadas por su derecho de autor (aunque cada vez más están surgiendo nuevos formatos, como veremos más adelante), hay diferentes concepciones según dónde nos movamos.


Por ejemplo, hay una gran diferencia entre el mundo anglosajón y el mediterráneo. Por un lado, en el mundo anglosajón vemos que el derecho de autor (llamado allí copyright) conlleva: que se pida permiso para usar la obra y que se pague un canon por ello. Sin embargo, en el mundo mediterráneo, la cosa es bien distinta: lo único que se espera es que al apoyarnos en la producción de otro, reconozcamos su uso y lo mencionemos en nuestra creación; se busca el reconocimiento moral y ninguna compensación. Claro ejemplo de ello es lo que sucede en las bibliotecas inglesas, que cada vez que se quiere sacar un libro de ellas (el ya conocido préstamo de libros) hay que dejar un pago económico simbólico. Tal medida se intenta aplicar en España, pero numerosas voces se han alzado en contra de dicho pago. Os remito a un artículo, algo antiguo, pero que muestra muy bien lo que se pretende hacer en España y aquellos que se niegan a que se implante.
Es paradójico, ya que continuamente escuchamos que la cultura debe ser gratuita y de libre acceso, pero a pesar de ello, en todo momento se están poniendo
cánones a la cultura, de forma que el número de personas que pueden acceder a la misma se está reduciendo considerablemente. ¿De qué forma los jóvenes podremos tener una cultura musical si la media del precio de los discos ronda por los 15 euros? De esta forma sólo nos formaremos en un tipo de música, que será la que más nos guste y podamos permitirnos, si es que tenemos suficiente dinero para ello. O, ¿qué pasa con los niños de los barrios marginados? Estos no tienen ni para el pago simbólico de las bibliotecas, de forma que lo que se les está diciendo con estas medidas es: “lo sentimos, pero como no tenéis dinero, no podréis acceder a la cultura; así que, a parte de ser pobres, estáis condenados a seguir siéndolo”. ¿Dónde queda entonces aquella famosa ley del vientre libre, donde nadie nacía esclavo? Algo parecido ocurre hoy en día: si naces pobre, lo más seguro es que te condenen a seguir siéndolo. No queremos desviarnos de nuestra línea de discusión, aunque el inciso hecho líneas arriba mucho tiene que ver con el mensaje de este post.
Como dijimos, el copyright tiene diferentes significados según el sitio. Lo que si comparten, es que las creaciones tienen un nombre y firma, por lo que tiene castigo el apropiarse de lo que no es nuestro siendo de otro.
Una vez que hemos reconocido que lo que nos interesa es producción de otro, nos surge la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer con esto? ¿Puedo usarlo o no? Si puedo usarlo, ¿cómo puedo hacerlo? El copyright contempla estas opciones, el problema es que no las ofrece de forma clara. El copyright nos dice que esta obra pertenece a tal persona, y que no podemos usarlo sin su consentimiento; de forma que tenemos que ponernos en contacto con el autor, pedirle permiso para su uso, llegar a un acuerdo con él para saber cómo podemos hacerlo y posiblemente pagarle por ello.
El punto de inflexión lo ha creado recientemente una nueva organización sin ánimo de lucro:
Creative Commons. Esta organización ofrece un uso más racional (bajo mi punto de vista) de las creaciones de los distintos autores: cuánto nos perdemos por los derechos de autor, ya que quieren proteger tanto las cosas que en ocasiones impiden su proliferación.


Tal y como dice Creative Commons:

"Mucha gente se ha dado cuenta a lo largo del tiempo de que el derecho de copia absoluto no le ayuda a la hora de conseguir la exposición o distribución amplia que desea. Muchos empresarios y artistas han concluido que prefieren confiar en modelos innovadores de negocios más que en los derechos de copia con pleno derecho para asegurarse un beneficio en su inversión creativa".





Tampoco pretenden hacer competencia al clásico Copyright, sino ampliar su eficacia: el tema no consiste en hacer más estricta la ley, sino beneficiar al mayor número de personas.

"Nuestras licencias os ayudan a ceder algunos derechos sobre las obras pero con ciertas condiciones y manteniendo otras. La justificación de la protección de la propiedad intelectual es la promoción del progreso de la ciencia y de las artes".


Para ello, Creative Commons ha ideado un plan de licencias muy completo. Podemos ceder nuestras obras con derecho a reconocimiento pero permitiendo que todo el que la use se pueda lucrar con ella o crear obras derivadas. También podemos compartir nuestras obras pero impidiendo que otros ganen dinero con ello o que creen obras derivadas. Hay un amplio abanico de posibilidades.



Grosso modo, lo que a mi parecer pretende y consigue Creative Commons es que las producciones culturales de cada uno puedan ser usadas por un mayor número de personas. No significa que el famoso Copyright no persiga lo mismo, pero la realidad es que Creative Commons lo pone en práctica, cosa que el Copyright no.




Y para los más extremistas (o mejor dicho, los más anti-copyright) existe el Copyleft (es decir, te dejo que lo copies), que no pone ninguna pega a que llegue cualquier individuo y te copie lo que tú previamente has creado.


Con las obras amparadas por el copyleft se puede hacer:
1. Usarlas sin ningún tipo de limitación.
2. (Re)distribuir cuantas copias se desee.
3. Modificarla de la manera que se considere oportuna.
Lo que se contempla el copyleft es una ley anti-ley. Qué raro, ¿no? Una ley que prohíbe la ley… Cuando a uno se lo explican, tiene su sentido. Una obra con copyleft nunca podrá tener un copyright. Si yo creo un precioso cuadro y le pongo copyleft, no puede llegar otro, usar mi obra para crear la suya y ponerle copyright. Lo mismo lo contempla Creative Commons: el que use una obra con derecho de autor abierto no podrá crear a partir de dicha obra otra con derecho de autor cerrado.
Para finalizar, resumiremos un poco:
Copyright, Creative Commons y Copyleft. De más restrictivos a más permisivos. Unos permiten una cultura más libre y accesible y otros no.

P.D.: como era de esperar, este post ha sido creado de forma responsable: hemos citado las fuentes de donde hemos extraido información; las imágenes que hemos colgado tienen licencias compartidas. Para utilizar lo que no es nuestro sólo necesitamos una armadura: la ética.


25-12-2009

21 de diciembre de 2009

451

¿Qué pasaría si un buen día un cuerpo oficial del Estado entrara en vuestra casa y os quemara todos los libros que poseéis? ¿Y si los libros estuvieran prohibidos? ¿Y si estuviera prohibido expresarse mediante letras? ¿Y si sólo pudiéramos entendernos a través de números, colores e imágenes?
Algunos ya sabréis de qué estoy hablando. Otros más no.
Para entendernos deberemos hacer un pequeño viaje en el tiempo, concretamente hasta 1966.

Os situaré: libros prohibidos; lectores perseguidos; todos dominados por la televisión; bomberos que no apagan fuegos…los crean. Y ¿cuál es el objetivo de estos incendios provocados? Los libros. Si, algo muy parecido a lo que hicieron los nazis con los libros judíos, pero en esta ocasión con todos los libros del mundo.
No obstante, sólo estoy hablando de ficción, concretamente de la película Fahrenheit 451, escrita por Ray Bradbury (¿os acordáis?) y dirigida por François Truffaut. Como ya os comenté en otros post, Bradbury es un fiel defensor de las bibliotecas y los libros como medio de autoaprendizaje. Ideó un mundo utópico (mejor dicho distópico) donde los libros estaban prohibidos. ¿Por qué? Los libros alimentan las mentes humanas y hacen evolucionar al hombre; os preguntareis ¿entonces por qué prohibirlos? Porque todo el mundo no tiene igual acceso a los libros, entonces éstos provocan desigualdades, haciendo a los lectores de los libros superiores a los que no los leen.

"¡Oh!, este debe de ser muy profundo: la Ética de Aristóteles. Cualquiera que lo haya leído a la fuerza ha de considerarse superior al que no lo ha leído. Y es inútil, compréndalo, todos debemos ser iguales. Sólo se alcanza la felicidad estando todo el mundo al mismo nivel".


Por lo tanto, en dicha película, los bomberos no ayudan a la gente sofocando sus fuegos, sino que queman sus libros (inteligente giro de la película). Suena la alarma en las naves de los bomberos; todos se ponen casco, guantes y ropa ignifuga. Se montan en el camión de bomberos y en vez de llevar mangueras y reservas de agua van armados con líquido inflamable, cerillas y lanzallamas. Llegan a las casas, apilan los libros (todos escondidos: incluso dentro de las tostadoras y tras la pantalla de la televisión) y un bombero se encarga de quemarlos (y parece todo un ritual religioso, vistiendo al bombero con un traje especial blanco que mucho se parece al de un cura que practica un exorcismo).

Mi intención no es contaros la película, sino haceros llegar mis reflexiones. ¿Qué podemos aprender de los libros? Muchos nos muestran historias y vidas inventadas, con los cuales nos entretenemos. Otros nos enseñan acerca de lo que realmente ha sucedido: leer es conocer nuestro pasado.

"Los libros no dicen nada. Mire, todo esto son novelas. Tratan de personas que jamás han existido. Las gentes que las leen quedan descontentas de sus propias vidas y sienten deseos de vivir de otro modo lo que jamás podrá ser en la realidad".


En cierto modo, Bradbury imagina un mundo del cual emanan reflexiones muy coherentes, como la que podemos leer en el fragmento anterior extraído de la película. Muchos libros no son realidad: personajes ficticios, situaciones inventadas, sentimientos imposibles, etc. Y muchas de las veces que leemos este tipo de libros, nos hacemos ilusiones, intentamos vivir ciertos aspectos de nuestra vida tal y como hemos visto en el libro, intentamos parecernos lo más posible al personaje de aquella novela que tanto nos gustó, etc., y en gran parte de las ocasiones, o no conseguimos nada o desistimos en el intento. Y ¿no es cierto, por lo tanto, que en muchas ocasiones puede frustrarnos el desear cosas que no podremos conseguir? Nos quejamos de las personas que en el ámbito sentimental nos dan falsas esperanzas, ¿no debemos entonces quejarnos de los libros que nos hacen desear situaciones y cosas que no podremos poseer? La verdad, no sé qué pensar, porque hasta que el otro día no vi la película, nunca se me habían pasado por la cabeza tales reflexiones. No obstante, jamás dejaré de leer libros por ganas que siente de ser como tal personaje y obtenga una posterior frustración. No cambio por nada las noches en vela iluminada por la lámpara de la mesita de noche esperando que Harry Potter lanzara un hechizo en contra de Lord Voldemort.
Los libros de ficción, en muchas ocasiones, no deben entenderse como ejemplos que llevar acabo en la vida real (no tengo ni varita mágica), sino como vías de escape, relax e imaginación. Hay gente que llega a casa cansada de trabajar y le apetece leer sobre algún personaje que está todo el día tirado en el sofá; o alguna persona que ha sufrido un “mal de amores” y quiere leer sobre una mujer que se enamora de un chico más joven que ella.
Y ni que decir tiene que los libros descriptivos y reales, como por ejemplo los de filosofía, historia, estudios científicos, aportan un sinfín de conocimiento y experiencia al ser humano.

"La filosofía es aún peor que las novelas. Pensadores filósofos, todos dicen
exactamente lo mismo, sólo yo tengo razón. Los demás son idiotas. La filosofía es lo mismo que falda corta este año, falda larga el que viene
".


Y de nuevo otro fragmento de la película que, a mi parecer, acierta en muchas cosas. Es conocido en el mundo de la filosofía las variadas disputas en torno a postulados filosóficos, como por ejemplo si la Tierra era redonda o no, si los sentimientos eran válidos o inválidos, etc. Siempre ha querido un filósofo superar a su antecesor o rebatir a su coetáneo. Incluso ha causa la muerte de alguno de ellos, como es el caso de Sócrates, que fue condenado a suicidarse debido a su filosofía. A pesar de ello, ¿qué seríamos sin filosofía? Posiblemente no habríamos “podido” creer que la
Tierra es redonda (“podido” porque la Iglesia no lo habría permitido), o no sabríamos lo que es la ética y la moral. Y si, es cierto, la filosofía es como la moda, “marrón para este otoño y fucsia para el siguiente”, pero más cierto aún es que tenemos un inmenso fondo de armario que nunca pasa de moda. No importa que uno diga redonda y otro que plana, lo importante es que lo digan, que reflexionen y nos enriquezcan con sus estudios, que, grosso modo, es lo que hacen y logran los libros con sus lectores: que reflexionen.
Y para finalizar, a parte de recomendaros encarecidamente ver la película, os diré por qué 451: es la temperatura en grados
Fahrenheit a la que el papel de los libros se inflama y comienza a arder.

22-12-2009

16 de diciembre de 2009

Desmontando lo montado

Adentrarse en el mundo de las bases de datos es una completa odisea. Sin unas nociones básicas es algo parecido a andar por un laberinto. Y decían que los nativos digitales no necesitábamos manual para nada…sin embargo, para esto, incluso el más docto en el tema, necesita unas pautas básicas.


Nuestra búsqueda comenzó en bases de datos experimentadas en ofrecer información en áreas de conocimiento determinadas. Como bandera llevábamos la “combinación de datos”, es decir, si queremos buscar sobre las Guerras Púnicas, no debemos únicamente insertar este parámetro de búsqueda, sino probar con distintos términos, en definitiva, usar combinaciones. Por lo tanto, tendremos que buscar sinónimos y conceptos alternativos a los que nos surgen inicialmente: enfrentamientos, Roma, Cartago, luchas, etc.
Otros parámetros de búsqueda de gran utilidad es concretar el período a estudiar, por ejemplo, en nuestro caso tendríamos que especificar que queremos datos que hablen del siglo III a.C. Asimismo, podemos indicar el año de publicación de la información, de gran utilidad para búsquedas en bases de datos médicos, ya que la información publicada en este campo queda obsoleta en pocos años .
Y, por supuesto, no olvidemos usar los parámetros de búsqueda (exclusión-inclusión), como or, and, not, etc. No obstante, hay algunas bases de datos que en su búsqueda avanzada ya los incluyen, lo cual nos facilita las cosas.

Las principales bases de datos en las que buscamos fueron Library and Information Science Abstract (LISA), Arts & Humanities Citation Index (WOS), Historical Abstact (EbscoHost), FRANCIS (OvidSP) , etc.
De especial interés fueron las bases de datos conocidas como Citation Index. ¿Qué son? Bases de datos inmensas que recogen todo tipo de citas publicadas en revistas, artículos, cartas, editoriales, etc.
La página de la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide nos ofrece una amplia selección de bases de datos a las que dicha universidad está suscrita. Para consultarlas no es necesario poseer identificación; no obstante, si queremos hacer uso de la información ofrecida en ella, si deberemos registrarnos con nuestro nombre de usuario y contraseña correspondiente.
Por lo general, todas las universidad están subscritas a una serie de bases de datos en red, por lo que si no eres de la UPO, siempre puedes consultar el listado que te ofrece tu universidad.
Asimismo, no sólo puedes acceder a estas bases de datos desde los ordenadores de la biblioteca de tu facultad, sino que también puedes disfrutar de una acceso remoto desde cualquier otro ordenador que no esté en el campus, por ejemplo, desde tu casa o tu trabajo (previa identificación).



Las bases de datos están revolucionando la forma de acceso a la información, ya que no es tan necesario presenciarse en la biblioteca para consultar un libro o un recurso electrónico. Muchos libros ya están colgados en las bases de datos, y a veces (cada vez más) los artículos publicados en las mismas nos son de gran ayuda.
No obstante, y como dijimos en otro post, su uso y manejo no se aprende de un día para otro. Hay que sentarse, armarse de paciencia, e intentar entender loa base de datos. ¿Cómo? Interrogándola. Probemos simplemente. Inventémonos un tema y comencemos a preguntarle a la base de datos. Todo es cuestión de práctica; esto no iba a ser menos.

15 de diciembre de 2009

Inspectores en la Red

Continuamente consultamos información en Internet, y en muchas ocasiones, esta información nos es de gran utilidad, tanto a nivel personal (¿dónde echan la película que tantas ganas tenía de ver?) como a nivel profesional (¡fíjate que me lo dijeron el otro día, pero no recuerdo cuándo se creó la Unión Soviética!). Muchas de estas veces, nos tragamos directamente lo que nos dicen, sin antes haberlo digerido, y en el peor de los casos, esta información puede darnos un corte de digestión por no ser de calidad, y muchas veces por estar caducada.


Por lo tanto, este post lo que pretende es mostrar una serie de herramientas que serán de gran utilidad a la hora de evaluar la fuente de información así como la calidad y veracidad de la misma.
Es sencillo. Como objeto de estudio utilizaremos una página que consultemos con cierta regularidad, y así sabremos si debemos o no seguir fiándonos de ella. ¡No elijáis periódicos! Éstos se actualizan continuamente y siempre escriben en ellos personas con conocimientos sobre la materia.
En mi caso he cogido la página ArteHistoria, ya que como estudio Humanidades, pues en numerosas ocasiones he echado mano de la página y su información. Debemos preguntar cosas como quién es el autor, con qué frecuencia se renueva la información ofrecida en ella, si hay alguna organización que respalde el trabajo del autor o la página, si la información presenta algún corte de tipo político, religioso, etnológico, etc.

En primer lugar deberemos evaluar parámetros técnicos y visuales de la páginas, tales como tiempo de carga, sonidos y gráficos, títulos, subtítulos, etc. La página ArteHistoria se carga sin ningún tipo de problema (podéis comprobarlo vosotros mismos), de forma rápida, y debido a que gran parte de sus datos son cuadros y referencias a obras artísticas, presenta imágenes de muy buena calidad y que no presentan ningún problema a la hora de cargarlas y visionarlas.
La página muestra de forma clara y concisa y la información a través de títulos y subtítulos, que en ningún momento crean confusión al lector. En cuanto a la autoría si debemos poner alguna que otra pega: no sabemos quién redacta, da forma y publica dicha información, no sé si la publica un licenciado en Historia o Historia del Arte o si por el contrario lo hace un aficionado. No obstante si hay algo que me da más seguridad a la hora de fiarme de la información, ya que es una página Web respaldada por la Junta de Castilla y León. También es importante fijarnos si hay algún correo electrónico donde enviar preguntas, solicitar información de algo que no se comente en la página y pueda resultar interesante, o simplemente para hacer una queja.
Asimismo, debemos fijarnos en el contenido de la página y evaluar su calidad y forma de presentación. Si la página posee título y éste nos indica de qué trata lo que contiene, esto sumará puntos a su calidad. También es muy importante contrastar la información que ofrece la página con páginas de estilo similar. Por ejemplo, si estamos buscando información acerca de los cuadros de Goya, pues también podemos visita la página de Encarta, y ver si en ambas páginas se ofrece información similar, lo cual nos hará ver que nuestra página se documenta de la forma adecuada (¡ojo!, hay que saber si la otra página también es de calidad). Analiza si la página da referencias a otras páginas (como nosotros hacemos con nuestros blogs, citamos mucho mediante links a otras página) y también ver si nos ofrece pautas importantes de búsqueda que complementen nuestra información (por ejemplo, nos dicen que Goya se instaló en el taller de Bayeu, por lo tanto podemos seguir nuestra búsqueda formándonos acerca de dicho taller). En el caso de esta página, si que obtenemos referencias a otro tipo de información y hay links que nos llevan a otros apartados interesantes.
En cuanto a la actualización de la página, no podemos decir mucho, ya que no aparece por ninguna parte. Sintiéndolo mucho, sino aparece es como si para el internauta no se actualizara, por lo tanto esto le resta puntos.
Por último, y ya esto depende de la formación que tengamos en el tema, debemos ser capaces de asegurar que dicha información es o no verídica. En mi caso, puedo y doy fe de que es información fiable ya que me muevo continuamente por el tema de la historia.

Para concluir coneste análisis, diremo que la página ArteHisoria ha pasado satisfactoriamente el test de calidad. A pesar de no tener un autor reconcible, hay un importante órgano que lo ampara y es, como dijimos, la Junta de Castilla y León.
Podéis consultar la encuesta que he seguido, que os será muy útil cuando queráis evaluar vuestra página preferida.




15-12-2009

11 de diciembre de 2009

Matemáticas puras

Y pensaba que en las Humanidades no había matemáticas. Qué equivocada estaba. La pasada clase de Biblioteconomía me mostró que las letras necesitan de las matemática (y viceversa, sino fueras por las letras no habría matemáticas; a+b=c… ¿son letras, no?).
A lo que iba. La pasada semana vimos en Biblioteconomía los sistemas de búsqueda en las bases de datos, y me quedé sorprendida al igual que en otras ocasiones atascada. A pesar de haber intentado que se me dieran bien las matemáticas (mi padre es matemático), pocas veces lo logré.
Debemos usar palabras que actúan como signos matemáticos. Por ejemplo, debemos usar or de forma similar a como usamos el signo +, es decir, para agregar resultados a nuestra búsqueda. La suma 2+2 nos da 4, y si ponemos televisión or radio es igual a 25 documentos en la base de datos que busquemos. Y si usamos el término and es como si usáramos el signo -: 3-1 es igual a 2, y si ponemos en el buscador televisión and radio nos surgirán 12 documentos.
Al igual que en las matemáticas, si ponemos paréntesis a una serie de términos, estamos dando preferencia a la operación que se va a realizar dentro (ej. (2+3)x(4-2): damos preferencia a la suma y a la resta y luego procedemos a la multiplicación; lo mismo pasaría en el buscador: (televisión and radio) or (antena and parabólica)).
No obstante, hay algo que las diferencian enormemente. En las matemáticas es más importante conocer el proceso que llegar al resultado correcto, pero si la búsqueda de datos la efectuamos de forma incorrecta (aunque sólo nos confundamos en un signo) no obtenemos el resultado deseado y estaremos como al principio, sin nada.
Pero como muchas veces habremos escuchado, practicando perfeccionamos, así que no debemos asustarnos si las primeras veces nos confundimos o no obtenemos lo desaseado, ya que es una destreza que se adquiere. Es como un idioma, cuanto más lo practicamos, mejor sabremos hablarlo.

10-12-2009

Mi Fábrica de Pensamientos

Mi Fábrica de Pensamientos