Como secuela del post que publiqué recientemente y del artículo que leí (“Nostalgia del papel”), surge este nuevo post. Si habéis leído el artículo al que os redirigí en el anterior post, habréis descubierto las nuevas formas de entender el libro: Kindle de Amazon, Reader de Sony y lo que más impresionada me dejó, el Espresso Book Machine de On Demand Books.
Comencemos por el principio. Tanto la Kindle de Amazon (que se comenzará a vender en España a partir del 19 de octubre) como el Reader de Sony, son lo que conocemos como e-books, es decir, libros digitales. Estos son los nuevos soportes del libro, son los tiranos que han derrocado al papel. Ya quedan atrás la edición de bolsillo, la edición de lujo y de tapa dura, etc.; ahora sólo importa el color metalizado del reproductor, la capacidad de almacenamiento, la rapidez a la hora de procesar la información, cuántos puertos USB tienen, etc.
Comencemos por el principio. Tanto la Kindle de Amazon (que se comenzará a vender en España a partir del 19 de octubre) como el Reader de Sony, son lo que conocemos como e-books, es decir, libros digitales. Estos son los nuevos soportes del libro, son los tiranos que han derrocado al papel. Ya quedan atrás la edición de bolsillo, la edición de lujo y de tapa dura, etc.; ahora sólo importa el color metalizado del reproductor, la capacidad de almacenamiento, la rapidez a la hora de procesar la información, cuántos puertos USB tienen, etc.
Estos aparatos son ya todo un boom entre los apasionados de la tecnología a la vez que de la lectura. Investigando un poco por las redes que hablan sobre estos reproductores, veo que tienen gran acogida, y creo que en un futuro muy próximo podrán sernos de gran utilidad. Las principales preocupaciones de sus consumidores (a parte del tamaño y del peso) son los reflejos de la luz en la pantalla y la similitud que guarden o no con el libro tradicional. Si tarde o temprano tendremos que hacer uso de estos artilugios, ¿no es cierto que nos gustaría que se parecieran lo máximo posible al libro al que estamos acostumbrados? Para ello podrían crearse texturas que se asemejen al papel, usarse letras tradicionales, emplear la numeración de páginas, y cómo no, que físicamente guarde algún tipo de relación con las cubiertas de antaño.
Pensándolo bien, los e-books aportan más ventajas que desventajas. Cuando muchas veces nos vamos de vacaciones y queremos llevarnos algunos libros con nosotros, siempre tenemos que hacer una selección (casi siempre uno o dos, no más) porque no caben todos en la maleta. Pues con estos reproductores de libros, podemos llevarnos con nosotros más de un título. ¿Qué digo más de un titulo? Pueden meterse incluso más de 50.
También son muy útiles a la hora de ir al médico o de coger el autobús, ya que mientras esperamos, podemos leer unas cuantas páginas de cualquier novela y la espera no será tan larga.
Sin embargo, estos pequeños amigos del lector presentan algún que otro problema. Los libros deben descargarse del servidor de cada reproductor, pero todo usuario está sujeto a que su servidor elimine los libros de su Kindle si se presentan circunstancias anómalas. Esto fue lo ocurrido en Amazon, que eliminó de los reproductores de sus usuarios un título, ya que la editorial no había pagado los derechos de autor, a pesar de que los usuarios habían pagado por la adquisición del libro. Devolvieron el dinero a sus lectores, pero toda la información que había entorno a ese libro en el reproductor, se borró.
Con ello también afloran otros problemas: el derecho de autor, la descarga ilegal, la piratería, etc. Al igual que en nuestros iPods, Mp4, DVD’s, los e-books también reproducirán ejemplares ilegales, cosa que no ocurría tan frecuentemente con los libros (poca gente conozco que tenga el Quijote fotocopiado).
Otro tema más innovador y que considero un gran “reinvento” que debería difundirse por todo el mundo es el Espresso Book Machine de la compañía On Demand Books.
Consiste en una gran impresora (o pequeña imprenta) que trabaja como cualquier máquina dispensadora de comida que tenemos por las calles. El usuario llega hasta la máquina, decide qué libro quiere comprar, lo selecciona, introduce el dinero, y la impresora te lo imprime en tres minutos escasos. Con ello se soluciona todo lo que vimos en el post anterior: no hay exceso de acumulación de libros en las librerías, tenemos todos los ejemplares disponibles, no perdemos el libro tradicional, es rápido y los distribuidores no se quedan con mercancía sin vender.
Es sorprendente que en un mercado con tanta oferta y demanda, encontremos mentes que aún tienen tiempo y capacidad para ofrecer a todo tipo de usuarios soluciones hechas a medida.
10-10-2009
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