27 de enero de 2010

Libros prohibidos 2.0.

Año 212 a.C., China, miles de libros son quemados bajo el mando de Qin Shi Huang. Año 1559, creación de la Santa Inquisición y prohibición de libros. Berlín, 10 de mayo de 1933, quema de libros en una plaza pública de la ciudad. Año 1966, Estados Unidos, John Lennon afirma que "los Beatles eran más populares que Jesucristo", se queman gran cantidad de sus discos en señal de protesta. Año 1973, Chile, quema de libros bajo el gobierno de Pinochet.

La destrucción de documentos que dan fe sobre alguna ideología, pautas de comportamiento, movimientos revolucionarios o simplemente diferentes, ha sido muy usual en el transcurso de la Historia. Hay comportamientos humanos que ya quedaron atrás y de los que nos pudimos librar. Gracias a la libertad de expresión, la democracia, los derechos humanos, etc., hoy podemos decir que somos libres de decir y hacer lo que nos parezca lícito sin hacer daño al prójimo......¿Estamos completamente seguros?
Aunque resulte chocante, y a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI donde priman todos los rasgos enunciados líneas más arriba, no nos encontramos libres de decir lo que queramos y mucho menos de publicarlo. Si pensamos que el siglo XVI con su famoso Índice de Libros Prohibidos quedó atrás, nos encontramos en un grandísimo error. Si la Santa Inquisición era el órgano religioso que vetaba ciertos conocimientos por vía escrita, hoy es el Opus Dei quien lanza una lista de libros prohibidos a sus fieles. Lo más curioso y sorprendente es la forma mediante la cual lo hacen. Si antaño se sirvieron de la imprenta (por aquel entonces un autentico boom) hoy en día lo hacen de la forma más acorde a la época en la que viven: mediante las nuevas tecnologías. No nos asustemos, que no, no utilizan Facebook, ni Tuenti, Twitter, etc., pero sí hacen uso de la informática. Emplean la famosa serie de Microsoft Office, concretamente la aplicación de Excel, y crean una tabla como si de un cuadrante de oficina se tratase para informar a sus fieles sobre qué libros atentan a la fe cristiana y por lo tanto a su calidad como personas.

Hacen un puro y verdadero trabajo de inquisidor, ya que la lista se remonta al mismísimo Descartes y Sófocles.
Establecen categorías según el riesgo de lectura de los mismos, llegando a establecer hasta seis niveles diferentes:

1. Libros que pueden leer todos, incluso los niños.
2. Lectura
en general recomendable aunque requieren un poco de formación.
3. Los pueden
leer quienes tengan formación. Se necesita permiso del director espiritual.
4. Los pueden leer quienes tengan formación y necesidad de leerlos. Se
necesita permiso del director espiritual.
5. No se pueden leer, salvo con un
permiso especial de la Delegación.
6. Lectura prohibida. Para leerlos se
necesita el permiso del padre (Prelado).


Y por si aún no entendiéramos qué libros son los que están prohibos, el documento Excel está ofrecido en distintos idiomas, como el inglés y el alemán.
La lista de libros prohibidos cuenta con la vertiginosa cifra de 60.542 ejemplares vetados (a diferente escala) para la lectura.
Por supuesto vetan temas como la homosexualidad (un inesperado grado 2), el sexo, etc.
Como la curiosidad es lo primero que nos pica, directamente me puse a buscar los libros catalogados con un rotundo e indudable 6 (hay algunos libros que oscilan entre 4-5 ó 5-6). Hay gran cantidad de ellos y hay un autor por excelencia que sólo posee seis y cincos, pero vayamos por partes.
Entre los libros completamente prohibidos para los fieles cristianos del Opus Dei se encuentran libros tales como:
Fragmentos de amor furtivo, de Héctor Abad Faciolince.
Storia della Filosofia y Historia de la Pedagogía, de Nicola Abbagnano.
Manual de Economía de la Academia de Ciencias de la URSS.
Andalucía. Reconstrucción de una identidad y la lucha contra el centrismo, de José Acosta Sánchez.
Y entre los autores menos leídos entre los seguidores del Opus Dei se encuentra el famosísimo escritor y filósofo español Fernando Savater, con libros como Ética para Amador, Nihilismo y acción, El jardín de las dudas, etc. Su nota no baja de un 4 y abunda con un 6.
Toda esta forma de proceder y vetar el conocimiento me suscita diferentes opiniones así como reflexiones. Tras haber estado estudiando durante todos este primer cuatrimestre la información ya la forma de procesarla y evaluarla, me hace poner en entredicho las prácticas de esta institución. Con ello me refiero a que, personalmente, considero que se tira piedras sobre su tejado, pues sacan a relucir la poca capacidad crítica y selectiva que poseen. Déjenme explicarme, por al decir selectiva puedo estar creando confusión ya que, precisamente, lo que ha hecho ha sido seleccionar una amplia lista de libros para no leer. Por lo tanto, quiero decir lo siguiente: el hecho de vetar a sus fieles una serie de lecturas implica que éstos, sus seguidores, no tienen el suficiente conocimiento como ser críticos y selectivos con lo que leen, apartando de su camino lo que, según su ideología, es contraproducente. Si de veras consideran que poseen un amplio conocimiento y que se encuentran en la posesión parcial o total de la razón, deberán disponer de la suficiente capacidad como para discernir entre lo correcto e inequívoco de lo confuso y perjudicial.
No obstante, y lejos de continuar con la valoración personal, es curioso como hoy en día, siguen existiendo diferentes formas de vetar y prohibir lo que expresa ideas diferentes a las que otros mantienen.
Y para terminar, recalcaré el valor de las nuevas tecnologías como medio de información y difusión, ya que hasta las instituciones más antiguas (en este caso el Opus Dei, que si bien fue fundada el siglo pasado, en 1928, tiene una clara relación con lo que fue y es la Santa Sede) se modernizan. Es más, el archivo Excel que contiene la lista de libros prohibidos se difunde a través de una plataforma 2.0., la Wiki.
Personalmente, considero que los avances en las nuevas tecnologías así como el apellido 2.0, han sido creados para fomentar la retroalimentación así como la libertad de expresión, y no para expresar opiniones que a su vez están vetando. Pero como vimos en clase, es el riesgo que implica utilizar la Web 2.0.
Para concluir, lanzaré mi reflexión final. A las opiniones vertidas en la Web 2.0. aplicaría un clara licencia de Creative Commons: podemos crear todos, pero bajo las mismas condiciones que posee la Web 2.0.: libertad de expresión sin vetar al prójimo.




27-01-2010

0 comentarios:

Publicar un comentario

Mi Fábrica de Pensamientos

Mi Fábrica de Pensamientos