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28 de octubre de 2009

Los e-books se perfeccionan

Qué maravilla Internet, ¿verdad? Te abre puertas y ventanas mediante las cuales llegar a información, y a los días te encuentras con que la información que ojeaste hace unos días ya tiene otro capítulo.
Bueno, por lo menos eso hace que escriba con más frecuencia en mi blog.
Hace no muchos post, os hablé acerca de los problemas de derechos de autor, de préstamo de libros, etc. que presentaban los e-books (espero que lo recordéis, están a la orden del día)
Os refrescaré un poco la memoria. Os hablaba en otro post que para evitar que los lectores de libros en formato digital pasaran libremente los libros mediante correos, las editoriales inventarían algún sistema para que los libros no pudieran “prestarse” de usuario a usuario, ya que si esto se hacía, las editoriales y los autores no verían ni un euro de su trabajo (lo que pasa actualmente con la música) Ello estaría violando completamente el derecho de autor del que ya hemos estado hablando.
Pues bueno, ¡ya está resuelto el problema! Ha nacido un nuevo libro electrónico: Nook, de la empresa Barnes & Noble, que a grosso modo viene a significar: ni para uno ni para otro, un término medio.




Con este libro solucionamos el problema del préstamo y derecho de autor. Si hacemos uso de este e-book, durante las dos primeras semanas desde la compra de un libro digital, podremos compartirlo con nuestros colegas. ¡Genial! Me parece una idea acertadísima. Sólo que me asalta una duda: el hecho de que se hable de un margen de tiempo de dos semanas significa que transcurridas esas dos semanas ocurre algo; no sabemos el qué, pero algo ocurrirá. Quizás el usuario que compró por Internet el libro se encuentre un buen día que aquel libro que tanto le apetecía leer ya no lo tenga porque se lo dejó a su amigo; quizá el amigo que lo recibió, tras las dos semanas de prueba, no pueda seguir leyéndolo y tenga que comprárselo (opto por la segunda, pues es una muy buena forma de publicitar un libro sin gastarse ni un sólo euro y a la vez se crea la “necesidad” en el lector de adquirir un título en concreto).
A fin de cuentas, me parece una medida digna de reconocer, pues podremos seguir prestando libros, y quien lea a velocidad de la luz, tiene mucha suerte (siempre y cuando tenga amigos que tengan un Nook)


Este libro también ofrece novedosas ventajas, como por ejemplo que puedes leer todos los libros que quieras (y que tenga la compañía) siempre y cuando estés en las tiendas de Barnes & Noble. Sigue siendo otra forma de captar compradores, ya que puede ser muy sugerente empezar a leer un libro en una tienda, pero tarde o temprano acabas queriendo leer tumbado en tu cama.


El precio y la capacidad de leer varios formatos también suman puntos a su favor.
Lamentablemente, los gigantes electrónicos (como Sony o Amazon) acabarán por adoptar las mismas ideas y servicios, y si los comparamos tecnológicamente…la idea queda eclipsada por la última tecnología de estos libros electrónicos.

Con este post quiero mostraros que si un día una cosa da problemas, a los 6 días siguientes ya ha surgido la solución (en ocasiones la trampa)

¡Hasta pronto bloggeros!

28-10-2009

21 de octubre de 2009

Millennium - Y este libro es de... ¿quién?

No hace mucho que hemos estado hablando en este blog de los derechos de autor. Recientemente, en el periódico El País, se ha publicado un artículo que mucho tiene que ver con los derechos de autor y las nuevas tecnologías, en particular los ordenadores.
La noticia tiene que ver con el panorama literario, concretamente con la popular saga de Millennium. Como ya sabemos, su creador, el escritor sueco Stieg Larsson (fallecido en 2004), d
ejó escritas y entregadas a su editorial tres novelas, que no hace mucho tiempo que fueron publicadas.





Sin embargo, y tras su muerte, ha salido a la luz la existencia de una cuarta novela de la saga. La familia del escritor (padre y hermano) tienen los derechos de autor de la saga Millennium, y su por entonces pareja, al no haberse casado con él, no tiene ningún derecho sobre la literatura del difunto. El problema reside en que la cuarta novela se encuentra en un portátil que está en posesión de su pareja, y debido a que el ordenador es de su propiedad, lo que se encuentra dentro de él también.
Como vemos, entran en juego las variantes que hemos visto en este blog: el derecho de autor y la tecnología informática.
El cuarto libro completa una fructuosa y exitosa saga literaria, y en juego está el embolso de una gran cantidad de dinero; hablamos de millones de euros. Inmerso el libro fantasma ya en la red de derechos de autor y tecnología, ¿sería éticamente moral que la pareja del difunto Larsson publicara la novela, lógicamente bajo un pseudónimo? ¿O sería ilícito que la familia se hiciese con el portátil (dejemos a un lado los medios) y publicara el libro?
En ambos casos, estarían violando unos presupuestos mínimos: la integridad intelectual del propio autor y la propiedad material de la pareja del escritor.
Por lo tanto, llegados a este punto: ¿de quién es la novela? ¿De quienes tienen los derechos de autor, o del propietario del soporte donde se encuentra el libro?
Con esta novela quiero poner de relieve las complicaciones que pueden conllevar las nuevas tecnologías, pues si damos un paso más allá de los ordenadores nos encontraremos con Internet, y aquí comienza el dificultoso problema del plagio, del robo de la producción intelectual, etc.
Una vez que hemos publicado algo en la red, ¿de quién es lo producido? ¿Del que lo ha creado, o de quien puede leerlo libremente? (Recordemos que muchas de las cosas producidas y publicadas en Internet, a pesar de tener un nombre, no tienen protección legal; sin embargo si existe la moralidad y la ética que supuestamente todos debemos tener)
Lo mismo considero que ocurre en este desencuentro literario.
Y para concluir, me gustaría lanzar mi opinión. Debemos respetar los derechos de autor, pues con ellos alabamos y respetamos el trabajo de las personas; por lo tanto, y a pesar de que el libro se encuentre en manos de la pareja del difunto escritor, esa obra pertenece a los derechos de autor de Stieg Larsson, y si por cualquier motivo, hoy en día esos derechos pertenecen a su familia, que así sea. Si su pareja está impidiendo que la grandiosa obra del autor vea la luz (ya sea por motivos de lucro o de cualquier otra índole), está atentando contra la integridad intelectual del autor, y posiblemente debería tener algún tipo de consecuencia.

Como nota informativa, dejo una serie de enlaces que a nivel de bloggero pueden sernos útiles. He encontrado un link que nos permite saber si alguien está copiando información de nuestro de blog: copyscape.com. Asimismo es importante saber que podemos acudir a ciertas páginas donde informarnos acerca del tema, como por ejemplo en creativecommons.cl (más información), donde podemos obtener una licencia mediante la cual amparar nuestra creación intelectual en Internet.

Hasta aquí mis reflexiones y comentarios por hoy. Sólo deciros que este tema, derechos de autor, trae mucho que hablar, y próximamente traeré nuevos comentarios e información que podremos analizar aquí.
Un saludo bloggeros!

21-10-2009

18 de octubre de 2009

Vista la Biblioteca de la UPO

El día 15 de octubre de este año estábamos todos los alumnos de Biblioteconomía de 4º curso de Humanidades dispuestos a que nos rompieran los esquemas de lo que es una biblioteca y su trabajo interno.
David nos recibió en una zona desconocida para el usuario de la biblioteca de la Pablo de Olavide: la sala de trabajo de los bibliotecarios. La verdad es que siempre había tenido ganas de ver qué había tras la cristalera que se ve desde la sala de consulta de los libros. Pues esta era mi oportunidad.

Comenzó explicándonos cómo llegan los libros a la biblioteca, y consta de tres principales fuentes. Una de ellas es a través de las peticiones de los profesores, que mandan un listado con la bibliografía que van a mandar a sus alumos durante el curso y la biblioteca se encarga de comprarlos y ponerlos a disposición del estudiante. Para facilitar el proceso de solicitud de libros por parte del profesor, nos comentó que se ha creado una especie de sistema que consiste en que el profesor “cuelga” la lista de libros que necesita para su asignatura y según vaya necesitando libros nuevos o considere que algunos ya no son de interés para el alumno y la biblioteca sólo tiene que actualizar su lista de libros.
Otra vía de petición de libros es por parte del alumnado de la facultad. Si el alumno considera que cierto título o colección de libros podría ser interesante tanto para el desarrollo de una asignatura como para el resto de la comunidad universitaria sólo tiene que ponerse en contacto con la biblioteca para efectuar dicha sugerencia.
La última vía es la de la donación. Tanto profesores como alumnos pueden donar libros que consideren de interés para la biblioteca y la universidad. Lógicamente, la biblioteca tiene la última palabra acerca de su exposición en la sala de consulta, pues como el espacio físico es limitado puede ser que consideren que haya otro tipo de obras que tenga mayor contenido informativo que ofrecer al usuario. En cualquier caso, si el libro no fuera expuesto al público, puede estar disponible para aquel que necesite consultarlo.
Tras esta explicación, David nos llevó hacia la parte más oscura y sombría de la sala, donde se encontraban una serie de estanterías de metal cargadas de libros. Allí nos explicó que cada vez que llegaba una remesa de libros debían comprobarlos uno por uno y corroborar que coinciden con el pedido. Una vez comprobados, los colocan en las estanterías, a ser posible distribuidos por materias.
Actualmente, el dispositivo electrónico que utiliza la biblioteca de la UPO de antirrobo, así como para facilitar el trabajo de localización, es mediante una pegatina con láminas. Sin embargo, en este sentido la biblioteca se encuentra en un período de transición pues están comenzando a implantar el sistema de etiquetas RFID, que consiste en una pegatina dentro de la cual hay una antena y un chip que permiten la recepción y el envío de información por radiofrecuencia. También nos comentó que pocas bibliotecas de España están usando actualmente este sistema.
Al mismo tiempo que colocan el sistema de seguridad le asignan a cada libro un código de barras. Otra herramienta imprescindible en la biblioteca y que agiliza enormemente el trabajo son las pistolas digitales (qué moderno todo allí). Gracias a ellas y con la ayuda de los códigos de barras se puede realizar de forma más cómoda el inventario de la biblioteca, pueden detectar libros extraviados nada más pasando la pistola por la zona donde se piensa que está el libro a buscar, se controlan los libros que más se consultan en la biblioteca y que son depositados en los carritos, mesas, etc.
Otro de los sistemas implantados recientemente en la biblioteca son las máquinas de autopréstamo, que funcionan gracias al sistema de radiofrecuencia (RFID) y que facilitan tanto el trabajo del bibliotecario como el del usuario.


Una vez que el libro ha pasado este ya largo proceso (aunque se describa en pocas palabras requiere una especial atención) el libro está listo para ser catalogado. Para ello el encargado de la catalogación recoge de la estantería una serie de libros y los lleva a su mesa para proceder al tratamiento bibliográfico. Para su catalogación vimos que era completamente necesario el uso del inmenso manual “Encabezamientos de materia de la Biblioteca Universitaria de Sevilla”. ¿Por qué es necesario utilizar este tipo de manuales? Pues para intentar que haya cierta unificación al menos entre las distintas universidades andaluzas y que la información mostrada acerca de un libro nos permita identificar un libro de forma inequívoca. Asimismo, vemos que el bibliotecario tiene como biblia “Las Reglas de Catalogación Españolas” basadas principalmente en el formato IBERMARC (Machine Readeable Cataloging).
Tras la creación del registro bibliográfico (que es volcado en el catálogo de la biblioteca) llega el momento de etiquetar cada libro, que consiste en identificar los campos de datos de cada libro. Para ello también existen reglas y manuales imprescindibles. David nos explicó que cada información que ofrece el libro es etiquetada según un número. Por ejemplo, el autor del libro es identificado con la etiqueta 100, el título con la 245, la publicación con la 260, la edición con el número 250 y la descripción física con la etiqueta 300 (entre otros); en definitiva, cada área de información de un libro tiene una etiqueta asignada.
Al finalizar el proceso de etiquetación, llega el momento de colocar el tejuelo al libro, sistema que se utiliza para identificar y acceder al documento en la sala de consulta. En el tejuelo vemos reflejado lo que se conoce como signatura, que está reglada por la “Clasificación Decimal Universal” (CDU). En la signatura vemos un conjunto de números y letras que corresponden al número asignado a la materia y a las tres primeras letras del autor del libro y a las tres primeras letras del título del libro. Más tarde los libros son colocados en sus estanterías correspondientes.
Nuestro guía nos comentó también la otra fuente de alimentación de la biblioteca, que son las revistas en papel (que reciben mediante suscripciones anuales). Recalcó la complejidad del proceso de catalogación de dichas revistas ya que continuamente están llegando números nuevos y año tras año hay que renovar la suscripción. Sin embargo, el trabajo se hace algo más llevadero gracias a la informática, pues poseen un sistema que les avisa si un número no ha llegado, si está pendiente la suscripción, etc.
Algo más complicado es el tema de las revistas online, ya que el sistema de catalogación y gestión cambia y deben estar a punto más de 180.000 revistas electrónicas para ofrecer al usuario. Periódicamente hay que revisar si el acceso a la misma se lleva acabo correctamente, ya que no sería la primera vez que dos revistas fusionan y cambian las condiciones de acceso, de suscripción, etc.
David continuó hablándonos acerca de la Web de la biblioteca, la Web 2.0. Actualmente han activado un servicio mediante el cual el usuario puede dar una valoración acerca de los libros que consultan; de esta forma se pretende enriquecer el catálogo de la biblioteca. También se está trabajando en una aplicación que sirva para que cada usuario deje un comentario sobre el libro a referirse, pero se están ultimando detalles y contemplando cómo evitar comentarios desafortunados.
La Web de la biblioteca también ofrece el servicio RSS; es decir, la información de la Web puede ser leída por un lector de fuentes Web y así el usuario no tiene que estar continuamente visitando la página de la biblioteca de la UPO en busca de nuevas noticias o servicios.
La creación de perfiles se ha puesto ya en funcionamiento, estando disponible los perfiles de “estudiante”, “docente”, “investigador” y “PAS”.
Asimismo se están creando nuevos servicios, como por ejemplo: guardar la búsqueda de un usuario que busque un libro que no se encuentre en la biblioteca y que será avisado cuando este libro llegue a la biblioteca. Algo más innovador es el préstamo consorciado, que consiste en realizar préstamos entre las bibliotecas universitarias andaluzas.
Prácticamente estaba ya todo dicho acerca del trabajo interno de un bibliotecario, pero debido a que estamos estudiando la digitalización de información en la asignatura, me interesé por saber qué nivel de digitalización tenían en la biblioteca y pregunté acerca de ello. Brevemente entramos en este punto, y nos explicó que debido a la inexistencia del fondo antiguo, no hay servicio de digitalización. Sin embargo, están estudiando la creación de un repositorio institucional en el cual recopilarían información acerca de las investigaciones de los profesores investigadores de la universidad. Sin embargo se plantea el problema de los derechos de autor. Paradójicamente, la universidad paga dos veces por disfrutar de las investigaciones de sus investigadores: subvencionan las investigaciones y pagan por acceder a las revistas donde se publican los proyectos. Algo más asequible sería la creación de un repositorio de material docente creado por los profesores, que constaría de PowerPoints, transparencias, mapas, etc.

Tras esta visita, comprendí el duro y continuo trabajo de un bibliotecario que queda plasmado en las estanterías de la biblioteca. Para nosotros es muy sencillo buscar y encontrar un libro en la sala de consulta, pero es fruto del esfuerzo de los expertos. Además, gracias a la visita, reafirmo la postura que mantengo en mi blog: cada vez el manejo y obtención de la información tiende más a lo digital y a la informatización. Como vemos, todos los módulos de los que consta una biblioteca (catalogación, seriación y circulación) están completamente automatizados, lo único que falta es que la información se presente en formato digital.

18-10-2009

10 de octubre de 2009

E-books & Espresso Book Machine

Como secuela del post que publiqué recientemente y del artículo que leí (“Nostalgia del papel”), surge este nuevo post. Si habéis leído el artículo al que os redirigí en el anterior post, habréis descubierto las nuevas formas de entender el libro: Kindle de Amazon, Reader de Sony y lo que más impresionada me dejó, el Espresso Book Machine de On Demand Books.
Comencemos por el principio. Tanto la Kindle de Amazon (que se comenzará a vender en España a partir del 19 de octubre) como el Reader de Sony, son lo que conocemos como e-books, es decir, libros digitales. Estos son los nuevos soportes del libro, son los tiranos que han derrocado al papel. Ya quedan atrás la edición de bolsillo, la edición de lujo y de tapa dura, etc.; ahora sólo importa el color metalizado del reproductor, la capacidad de almacenamiento, la rapidez a la hora de procesar la información, cuántos puertos USB tienen, etc.


Estos aparatos son ya todo un boom entre los apasionados de la tecnología a la vez que de la lectura. Investigando un poco por las redes que hablan sobre estos reproductores, veo que tienen gran acogida, y creo que en un futuro muy próximo podrán sernos de gran utilidad. Las principales preocupaciones de sus consumidores (a parte del tamaño y del peso) son los reflejos de la luz en la pantalla y la similitud que guarden o no con el libro tradicional. Si tarde o temprano tendremos que hacer uso de estos artilugios, ¿no es cierto que nos gustaría que se parecieran lo máximo posible al libro al que estamos acostumbrados? Para ello podrían crearse texturas que se asemejen al papel, usarse letras tradicionales, emplear la numeración de páginas, y cómo no, que físicamente guarde algún tipo de relación con las cubiertas de antaño.
Pensándolo bien, los e-books aportan más ventajas que desventajas. Cuando muchas veces nos vamos de vacaciones y queremos llevarnos algunos libros con nosotros, siempre tenemos que hacer una selección (casi siempre uno o dos, no más) porque no caben todos en la maleta. Pues con estos reproductores de libros, podemos llevarnos con nosotros más de un título. ¿Qué digo más de un titulo? Pueden meterse incluso más de 50.
También son muy útiles a la hora de ir al médico o de coger el autobús, ya que mientras esperamos, podemos leer unas cuantas páginas de cualquier novela y la espera no será tan larga.
Sin embargo, estos pequeños amigos del lector presentan algún que otro problema. Los libros deben descargarse del servidor de cada reproductor, pero todo usuario está sujeto a que su servidor elimine los libros de su Kindle si se presentan circunstancias anómalas. Esto fue lo ocurrido en Amazon, que eliminó de los reproductores de sus usuarios un título, ya que la editorial no había pagado los derechos de autor, a pesar de que los usuarios habían pagado por la adquisición del libro. Devolvieron el dinero a sus lectores, pero toda la información que había entorno a ese libro en el reproductor, se borró.
Con ello también afloran otros problemas: el derecho de autor, la descarga ilegal, la piratería, etc. Al igual que en nuestros iPods, Mp4, DVD’s, los e-books también reproducirán ejemplares ilegales, cosa que no ocurría tan frecuentemente con los libros (poca gente conozco que tenga el Quijote fotocopiado).
Otro tema más innovador y que considero un gran “reinvento” que debería difundirse por todo el mundo es el Espresso Book Machine de la compañía On Demand Books.


Consiste en una gran impresora (o pequeña imprenta) que trabaja como cualquier máquina dispensadora de comida que tenemos por las calles. El usuario llega hasta la máquina, decide qué libro quiere comprar, lo selecciona, introduce el dinero, y la impresora te lo imprime en tres minutos escasos. Con ello se soluciona todo lo que vimos en el post anterior: no hay exceso de acumulación de libros en las librerías, tenemos todos los ejemplares disponibles, no perdemos el libro tradicional, es rápido y los distribuidores no se quedan con mercancía sin vender.




Es sorprendente que en un mercado con tanta oferta y demanda, encontremos mentes que aún tienen tiempo y capacidad para ofrecer a todo tipo de usuarios soluciones hechas a medida.
10-10-2009

9 de octubre de 2009

Ciber-todo

Indagando por Internet, me he topado con un artículo muy interesante que, cómo no, habla sobre la tecnología aplicada a los libros. Del artículo podemos sacar muchísimos puntos a debatir que, personalmente, comentaré en el blog, y todo aquel que quiera y le resulte interesante, puede dejar su opinión, porque la verdad, deja a pocos indiferente.
El artículo sobre el que hablo es titulado “
Nostalgia del papel”, del periódico digital El País, con fecha 3 de agosto de 2009.
Uno de los primeros puntos que trata el texto es el espacio físico que ocupan tanto el papel como los libros, y cierto es que la llegada de la tecnología y la digitalización aliviará todo exceso de objetos.

"La imagen más poderosa para persuadir a la ciudadanía de que la Justicia está necesitada de una modernización fueron las pilas de legajos amontonados acumulando polvo en las dependencias de los juzgados que vimos durante la reciente huelga. Poco a poco, el papel comienza a verse como un soporte obsoleto"


Con esta reutilización del espacio conseguimos algo aún más importante que el aprovechamiento, que es el orden. ¡Cuántas veces no hemos tenido el cuarto lleno de apuntes (en fechas de exámenes) y libros, un tanto revuelto todo, y nos cuesta encontrar aquella información que buscamos! Lógicamente en los Juzgados (como ilustra el artículo) o en cualquier otra dependencia oficial, el orden es mayor, pero no es rara la vez en la que se traspapelan los documentos, se pierde información sobre cualquier asunto, etc. No debemos mirar muy atrás para darnos cuenta de lo que digo, simplemente debemos recordar el caso Mari Luz, cuyo asesino no fue llamado al juzgado porque se traspapeló su expediente. Con la digitalización no sólo conseguimos reinventar el espacio, sino que conseguimos un mayor orden en la información, y está puede resultar incluso aún más eficaz.
El periodismo es otro sector que se ha visto modificado por la tecnología, ya que cada vez son más los periódicos que recopilan y trabajan la información por Internet y las Redes Sociales. Sin embargo, siendo Internet una fuente de información impersonal (es decir, no sabemos quién está escribiendo, ya que puede utilizar un pseudónimo o escribir bajo el anonimato), puede ponerse a escribir cualquiera que lo crea oportuno y, como ya hablamos en otro post, no sabemos cuán fiable es la información que estamos leyendo. Lógicamente, los periódicos digitales de periódicos reconocidos como El Mundo, El País, el ABC, etc., hoy por hoy no tienen ese tipo de problema, pero a lo mejor periódicos que han surgido directamente en la red y no tienen su reflejo en el papel o en el kiosco, no son tan fiables como otros. También opino que si la información tiende cada vez más a lo digital, llegará un momento en que no haga falta la presencia del periodista/escritor en la editorial, por lo tanto éstas desaparecerán, y tampoco será necesario el conocer personalmente a los trabajadores de un periódico, y correremos el riesgo de recibir información de personas que no hayan sido entrevistadas personalmente. Por Internet es muy fácil crear identidades que no se corresponden con la realidad y con ello corremos el riesgo de la falsificación y aumenta el margen de error.
Algo más de lástima me da la pérdida del libro como tal. La palabra libro la he entendido siempre, independientemente de su contenido, como la forma de hacer llegar al público la información: mediante el papel. En la RAE podemos ver que la primera definición sobre la palabra "
libro" es muy clara y rotunda en ello: “conjunto de hojas de papel u otro material que forman un volumen”. Con el paso del tiempo, lógicamente, se ha ido modificando su significado pues ya quedaba algo retrasada su esencia. Sin embargo, aquellos que somos unos enamorados de la lectura, entenderemos el libro como lo que es: hojas un tanto amarillentas, casi siempre más gordas que finas, que chasquean cuando las hacemos pasar rápidamente, con un tacto un tanto rugoso y que ocupan un lugar en nuestro hogar. Cada vez va adquiriendo más fuerza aquello de que “el saber no ocupa lugar”.
Es cierto, tal y como dice el artículo, que ya no es altamente rentable ocupar establecimientos con libros, pues dichos espacios serían más fructuosos siendo empleados en otro tipo de actividades, más aún cuando hay tan gran oferta y demanda de libros en Internet. La cara negativa del asunto es el trato personal entre el cliente y el librero, consejos que recibimos cuando nos apetece comprar y leer un buen libro pero no sabemos dónde buscar o qué escoger; todo ello quedará completamente olvidado cuando descarguemos los libros por Internet, y posiblemente nos perderemos muchos buenos libros por el desconocimiento o por no tener al lado una persona formada y documentada que nos sepa asesorar. Muchas veces me ha ocurrido que haciendo “limpieza” en el ordenador me he topado con fotografías que ni siquiera recordaba o música que no sabía que me había descargado; sin embargo, eso nunca me ha pasado con los libros, siempre los tengo enfrente, es de las primeras cosas que veo al despertarme, y como el espacio en una casa es limitado, me veo obligada muchas veces al año a reubicar mis libros, carpetas, etc., por lo que continuamente redescubro mis libros; no obstante, como el ordenador tiene capacidad casi ilimitada (o muy difícil de ocupar en su totalidad), en muchas ocasiones me despreocupo de lo que hay dentro, y muchas cosas quedan en el olvido. Esperemos que no pase lo mismo con los ciber-libros.
09-10-2009

Mi Fábrica de Pensamientos

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