30 de noviembre de 2009

Cañonazos informativos

Dicen que no hay mal que por bien no venga, pero ¿puede ocurrir que haya bienes que nos vengan mal? Esto es lo que puede ocurrirnos con la gran cantidad de información que se vuelca en la red que puede resultar peligrosa o equívoca para aquellos que no sepan gestionarla adecuadamente.
Hasta hace relativamente poco solíamos decir la famosa frase “todo está en los libros”, la cual ha quedado relegada a un segundo plano ya que ha quedado absorbida por la nueva máxima “todo está en Internet”.


VS.

El problema reside en la siguiente cuestión: ¿quién gestiona Internet? Afortunada o desgraciadamente, todos gestionamos (bien o mal) Internet. Debido a esta “libertad publicadora”, todo el mundo se encuentra en su derecho de publicar cualquier tipo de información en Internet y ante ella debemos estar bien armados. ¿He oído que alguien pregunta “cómo”? Pues muy sencillo aunque a la vez algo complejo. Todo depende del éxito que queramos obtener en nuestra búsqueda informativa. Si queremos triunfar, cojamos lápiz y papel y armémonos de paciencia. Si queremos algo más rápido arriesgándonos a dar credibilidad a lo que no la tiene en absoluto, pues nos basta con teclear la palabra o término a buscar en Google y conformándonos con los primeros resultados de la lista.
Lógicamente, si yo personalmente hubiera optado por la segunda opción (“rápido que llevo prisa”) no estaría escribiendo este post, pues mi intención es la de marcar unas cuantas e importantes pautas de actuación a la hora de iniciar una búsqueda en Internet.
Como primer paso a seguir debemos concretar nuestro campo de trabajo. Es decir, si tengo que escribir un ensayo sobre la arquitectura de Le Corbusier, debo marcar una línea de trabajo: “De acuerdo, quiero hacer mi trabajo sobre Le Corbusier. Buscaré en Google los siguientes términos: Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, modulor, pilotis, arquitectura moderna, etc.”. Diseño una ruta de trabajo mediante la cual moverme por Internet.
Posiblemente nos aparezcan muchos resultados, por lo que deberemos restringir la búsqueda. ¿No sabéis cómo? Si queremos ampliar la búsqueda pondremos entre los términos a buscar la palabra “and”; si por el contrario queremos restringir la búsqueda debemos utilizar el término “or”.
Si al buscar un término continuamente nos salen páginas relacionadas con temas que no nos interesan utilizaremos el signo “-”; por ejemplo: estamos buscando información sobre la Constitución del Perú, y continuamente nos salen páginas relacionadas con la constitución de Chile; lo que haremos será escribir en la barra del buscador lo siguiente: Constitución del Perú –Chile.
Una vez que tenemos estructurada nuestra búsqueda, no debemos conformarnos con las primeras páginas resultantes, sino detenernos, leer la información presentada y evaluarla.

Seguramente, si se seguimos este esquema de trabajo, estaremos llevando a buen puerto nuestra investigación y el resultado final será muy exitoso.
Las plataformas que ofrecen información en Internet (como por ejemplo Google, Bing, etc.) son muy potentes y eficaces siempre y cuando se usen con consciencia. Como ya hemos comentado varias veces en este blog, Internet puede convertirse para algunos en un arma de doble filo: por un lado nos ofrece una amplia gama de información y opiniones, pero por otro lado nos hace creernos aquello que es completamente falaz.
La clave, según mi opinión, está en el proceso de madurez del usuario con respecto a las nuevas tecnologías e Internet. Para nada hablo de una madurez biológica, es decir, cuanto más mayor más maduro se es, sino del tiempo que pasemos en contacto con las mismas. Según vamos estableciendo relaciones con la tecnología y las redes vamos pasando por distintos procesos: primero nos quedamos fascinados por su potencia y accesibilidad allá donde nos propongamos incluso llegando a estar enganchados a éstas durante horas y días; luego comenzamos a usarlas para nuestra profesión y seguimos dejándonos llevar por su magnitud; más tarde nos damos cuenta de que no es un juguete sino una importante herramienta de gran utilidad; y por último somos mucho más responsables que al principio a la hora de usarlas y sabemos orientar nuestras tareas en relación con las mismas. En esta última etapa es cuando de verdad somos unos usuarios comprometidos y competentes.


No obstante, hay quien se queda obnubilado por la grandiosidad de Internet y las tecnologías y nunca llegar a ser competente a la hora de obtener información de la Red. Y precisamente para eso se han creado estas pautas de actuación: para ayudar a quienes no saben y para mejorar la guía de trabajo de aquellos que ya las han adquirido.
El bombardeo informativo de Internet perjudicará a muchos, pero otros sabrán esquivarlo y sacar provecho de ello.

Para finalizar os dejo una pequeña viñeta de humor donde queda reflejada el tránsito del libro hacia las nuevas tecnologías y las redes.




01-12-2009

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