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4 de noviembre de 2009

CRAI's

Lo prometido es deuda: nuevo post, nuevo tema…CRAI’s (Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación)
Partimos de la pregunta ¿qué es un CRAI?


Como dijimos en el post anterior (y me cito), los CRAI’s son:

Nuevas zonas donde se combinan diversas funciones, todas ellas necesarias para el usuario corriente y profesional de una biblioteca. Su esencia consiste en integrar numerosos servicios necesarios generalmente para el universitario, que fomentan el aprendizaje y la investigación. La información es presentada generalmente a través de las nuevas tecnologías, ya sean ordenadores, reproductores musicales, televisiones, etc.



En estos nuevos recintos podremos encontrar todo tipo de ayudas e información que se encuentren en relación con el desarrollo de nuestra formación cultural e intelectual.
Si en ellos podemos encontrar todo tipo de ayuda profesional y académica, eso quiere decir que en este nuevo concepto de biblioteca trabaja un personal altamente cualificado y multidisciplinar: podemos encontrar desde bibliotecarios, hasta informáticos y pedagogos.
Otro factor importante (y de reciente inserción) es el usuario: de ellos también se puede sacar información para alimentar el gran complejo cultural, y si parte fundamental de su funcionamiento es la creación de vínculos sociales, los mismos usuarios también pueden servir de ayuda a sus semejantes.
La principal fuente de sustento de los CRAI y el receptor por excelencia de su trabajo son los usuarios: los servicios que se ofrecen en este espacio varían en función de sus necesidades, y son ellos mismos los que harán uso de las instalaciones y servicios prestados. Si necesitamos hacer una presentación para una clase de Historia Medieval y tenemos dudas acerca de cómo comenzar y manejar el programa informático, los expertos del CRAI estarán a nuestra disposición y preparados para resolvernos las dudas.


Cuando ya no sea necesario prestar ayuda en relación a las presentaciones en Power Point, este servicio dejará de ofrecerse, pues no tendrá sentido que se siga ofertando algo que ya que no se reclama. Por el contrario, si los usuarios demandan nuevos servicios como ejemplo crear un video-presentación de un proyecto, los técnicos de los CRAI tendrán que acoplarse y formarse sobre las nuevas peticiones.


Los CRAI se presentan como espacios dinámicos, divertidos y atractivos para el usuario, huyendo de la imagen tradicional de biblioteca, donde tenemos que arreglárnoslas nosotros mismos para encontrar lo que buscamos. Muchas veces nos ha ocurrido que hemos salido de la biblioteca con las manos vacías ya que, o bien no hemos sabido buscar o no ha habido nadie a nuestro alrededor que nos ayudara. Los CRAI’s eliminan esta barrera entre usuario y profesional, poniendo su conocimiento a nuestra disposición.


Es importante, bajo mi punto de vista, recalcar que los CRAI no pretenden suplantar la labor educativa que ejercen hoy en día las universidades, sino que se presentan como un complemento de formación.
Ya nada queda (o sólo resquicios) de los que entendíamos como biblioteca. Continuamente surgen discusiones acerca de si las bibliotecas desaparecerán, si pervivirán en la historia, si cambiarán su esencia, etc.; considero que lo que debemos hacer es olvidar el concepto y definición que teníamos de biblioteca, o bien dar un nuevo nombre a estos espacios. La biblioteca como centro de acumulación de fondos físicos informativos desaparecerá en poco años, legando su función de enseñar a los CRAI’s; pero, ¿debemos seguir llamando a estos recintos “bibliotecas” si no reúnen ni una sola cualidad de lo que estas fueron antaño? Muchos dirán que sí, que las bibliotecas y los CRAI’s son lo mismo, pues pretenden acerca al usuario a la cultura, pero también la biblioteca y la universidad comparten objetivos pero se identifican con conceptos distintos.
Personalmente, opto por la creación de un nuevo término (como por ejemplo CRAI) para definir el espacio futuro que albergará las principales fuentes de información, pero ya no nos encontraremos más ante una biblioteca.

Para concluir, os dejo una vídeo sobre el CRAI de la Biblioteca de Deusto. Actualmente en España no disponemos de muchos CRAI ya que son de reciente inserción en el mundo educativo y profesional.


04-11-2009

24 de octubre de 2009

Día Internacional de la Biblioteca - 24 de Octubre

Hoy, día 24 de octubre de 2009, se celebra el día internacional de la biblioteca. Con motivo de esta celebración, quiero lanzar este post en relación a ello.
Al igual que los días internacionales del libro, de la propiedad intelectual, etc., las bibliotecas también tienen derecho a tenerlo, pues son el centro y foco principal de difusión de la cultura literaria.



Con este post echaremos un breve vistazo a la historia de las bibliotecas y cómo han ido evolucionando hasta la concepción que tenemos de ellas hoy en día.
Vinculadas desde un primer momento a los templos, las bibliotecas tuvieron un carácter meramente conservador y vinculado a las clases sociales más altas. En época antigua se crearon dos de las más importantes bibliotecas en la Historia, la Biblioteca de Pérgamo y la Biblioteca de Alejandría (ya conocida por todos gracias al reciente estreno filmográfico de Amenábar, Ágora) Sin embargo, y desde su creación, las bibliotecas recibían gente ilustrada y formada, pero la mayor parte de la población era analfabeta, por lo que la cultura estaba a mano de pocas personas.




Roma fue la ciudad que dio acogida a la primera biblioteca pública.
En época medieval, las bibliotecas sufrieron un importante retroceso debido a la caída del Imperio Romano, pero a finales del período se crearon las universidades y con ellas se fomentó la alfabetización y el acceso a la cultura aumentó significativamente. Fue entonces cuando surgieron las bibliotecas universitarias, pero de nuevo no era un servicio a disposición de toda la población, ya que el índice de analfabetismo seguía siendo mayoritario, y las bibliotecas estaban principalmente ligadas a los monasterios y a la élite social.
Gracias a la creación por aquel entonces de las bibliotecas, conservamos un importante legado cultural; la producción intelectual de los ilustrados de todas épocas ha ido albergándose en estas instituciones, desde tablillas grabadas con símbolos hasta códices en pergamino y papiro.
En época moderna, y gracias a la creación de la imprenta, las bibliotecas dan un importante paso hacia delante, y se crearon bibliotecas de las cuales somos hoy en día espectadores, como por ejemplo la espectacular biblioteca con planta redonda de Oxford conocida como Bobdleian Library o la biblioteca de la Universidad Complutense en Madrid.




Como dijimos líneas arriba, el acceso a la cultura y a la educación era únicamente un derecho de los estudiosos, ilustrados y élite social. En época contemporánea esta situación dará un giro de 180 grados a favor de los más desfavorecidos. La Revolución francesa promulgó unas bases ideológicas que abogan por los derechos de las capas sociales más bajas, y se luchó por su acceso a la cultura y enseñanza.
Este hecho se reafirmó alrededor del siglo XIX, con la creación de las bibliotecas populares en Gran Bretaña. Con ellas quedaba garantizado el acceso a la información a todas las capas sociales.
La
UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization) ha sido un punto clave y vital en el fomento de las bibliotecas y en su posición actual en la sociedad. Han promulgado la libre circulación de la información para que todos los ciudadanos del mundo puedan tener acceso a la cultura, la educación y la ciencia.




La IFLA (International Federation of Library) también ha favorecido a su mejora actual, ya que constituyen una especie de foro mundial en el cual se intercambian ideas entre todas las bibliotecas del mundo. Con ella se pretende mejorar el funcionamiento interno de las bibliotecas, formando correctamente a sus empleados y relacionando las bibliotecas con todas las disciplinas y sectores posibles.


Las bibliotecas, por lo tanto, han ido cambiando su configuración para todos aquellos que han tenido algún tipo de relación con ellas.
Las bibliotecas tal y como la entendieron Ptolomeo o Sófocles no era la misma biblioteca que hoy en día pueden conocer
Ian Gibson o Carlo Ginzburg. Mientras unos creaban para ellos mismos sabiendo que la sociedad raras veces aceptaría su producción literaria, los otros crean en un contexto social más abierto y tolerante.
Los trabajadores de las bibliotecas también han ido evolucionando, y ninguno de la época de Ptolomeo entenderá lo que se hace hoy en día en una biblioteca. No tendrán nada que ver el primer bibliotecario de la biblioteca de Alejandría,
Zenódoto de Éfeso, con David, por ejemplo, el chico que hace unos días nos enseñó la biblioteca. Probablemente Zenódoto no tuviera muchos estudiantes que visitaran las instalaciones en las que él trabajaba.
Desde el punto de vista de los usuarios el tema cambia radicalmente, así como la forma de entender y comprender la biblioteca. Hoy en día, para los ciudadanos del siglo XXI, es sorprendentemente fácil acceder a una biblioteca, incluso si vamos paseando por la calle y nos apetece entrar en una, tenemos total libertad para hacerlo. Sin embargo, y como he reflejado en el post, hasta hace relativamente poco, los ciudadanos estaba vetados de hacer uso de dichos derechos.
Ya no queda nada de aquellas bibliotecas hechas con mármol; hoy en día incluso podemos entrar en bibliotecas hechas a base de materiales ecológicos, o que cambian de color continuamente. Podemos leer libros en un ordenador, o incluso en la calle. Seguramente en aquellas épocas pasadas ningún usuario podría sacar un libro de la biblioteca (también tenemos que tener en cuenta que aquellos libros eran ejemplares únicos y originales)
Actualmente, incluso nosotros, estamos siendo espectadores de un gran cambio en las bibliotecas, que toman rumbo a la ciudad llamada “Tecnología”. En poco tiempo todas las bibliotecas tendrán un apodo: 2.0.
Por ello, días como este, son días para reflexionar acerca de cómo cambian las prestaciones públicas, en concreto las bibliotecas, y no sólo debemos mirar hacia atrás, sino plantearnos también un futuro y proyectar cambios, como los que actualmente se están desarrollando.

24- 10- 2009

21 de octubre de 2009

Millennium - Y este libro es de... ¿quién?

No hace mucho que hemos estado hablando en este blog de los derechos de autor. Recientemente, en el periódico El País, se ha publicado un artículo que mucho tiene que ver con los derechos de autor y las nuevas tecnologías, en particular los ordenadores.
La noticia tiene que ver con el panorama literario, concretamente con la popular saga de Millennium. Como ya sabemos, su creador, el escritor sueco Stieg Larsson (fallecido en 2004), d
ejó escritas y entregadas a su editorial tres novelas, que no hace mucho tiempo que fueron publicadas.





Sin embargo, y tras su muerte, ha salido a la luz la existencia de una cuarta novela de la saga. La familia del escritor (padre y hermano) tienen los derechos de autor de la saga Millennium, y su por entonces pareja, al no haberse casado con él, no tiene ningún derecho sobre la literatura del difunto. El problema reside en que la cuarta novela se encuentra en un portátil que está en posesión de su pareja, y debido a que el ordenador es de su propiedad, lo que se encuentra dentro de él también.
Como vemos, entran en juego las variantes que hemos visto en este blog: el derecho de autor y la tecnología informática.
El cuarto libro completa una fructuosa y exitosa saga literaria, y en juego está el embolso de una gran cantidad de dinero; hablamos de millones de euros. Inmerso el libro fantasma ya en la red de derechos de autor y tecnología, ¿sería éticamente moral que la pareja del difunto Larsson publicara la novela, lógicamente bajo un pseudónimo? ¿O sería ilícito que la familia se hiciese con el portátil (dejemos a un lado los medios) y publicara el libro?
En ambos casos, estarían violando unos presupuestos mínimos: la integridad intelectual del propio autor y la propiedad material de la pareja del escritor.
Por lo tanto, llegados a este punto: ¿de quién es la novela? ¿De quienes tienen los derechos de autor, o del propietario del soporte donde se encuentra el libro?
Con esta novela quiero poner de relieve las complicaciones que pueden conllevar las nuevas tecnologías, pues si damos un paso más allá de los ordenadores nos encontraremos con Internet, y aquí comienza el dificultoso problema del plagio, del robo de la producción intelectual, etc.
Una vez que hemos publicado algo en la red, ¿de quién es lo producido? ¿Del que lo ha creado, o de quien puede leerlo libremente? (Recordemos que muchas de las cosas producidas y publicadas en Internet, a pesar de tener un nombre, no tienen protección legal; sin embargo si existe la moralidad y la ética que supuestamente todos debemos tener)
Lo mismo considero que ocurre en este desencuentro literario.
Y para concluir, me gustaría lanzar mi opinión. Debemos respetar los derechos de autor, pues con ellos alabamos y respetamos el trabajo de las personas; por lo tanto, y a pesar de que el libro se encuentre en manos de la pareja del difunto escritor, esa obra pertenece a los derechos de autor de Stieg Larsson, y si por cualquier motivo, hoy en día esos derechos pertenecen a su familia, que así sea. Si su pareja está impidiendo que la grandiosa obra del autor vea la luz (ya sea por motivos de lucro o de cualquier otra índole), está atentando contra la integridad intelectual del autor, y posiblemente debería tener algún tipo de consecuencia.

Como nota informativa, dejo una serie de enlaces que a nivel de bloggero pueden sernos útiles. He encontrado un link que nos permite saber si alguien está copiando información de nuestro de blog: copyscape.com. Asimismo es importante saber que podemos acudir a ciertas páginas donde informarnos acerca del tema, como por ejemplo en creativecommons.cl (más información), donde podemos obtener una licencia mediante la cual amparar nuestra creación intelectual en Internet.

Hasta aquí mis reflexiones y comentarios por hoy. Sólo deciros que este tema, derechos de autor, trae mucho que hablar, y próximamente traeré nuevos comentarios e información que podremos analizar aquí.
Un saludo bloggeros!

21-10-2009

14 de octubre de 2009

El papel será abuelo

Con la llegada de las nuevas tecnologías al mundo de los libros y las bibliotecas, el papel acabará siendo considerado el abuelo de los soportes de los libros. En un reciente artículo publicado por El País este 12 de octubre de 2009 (“El papel resistirá frente al libro electrónico”), expertos en la materia han valorado si el papel desaparecerá como soporte de lectura siendo engullido por las nuevas tecnologías. Como indica el título de dicho artículo, los especialistas han vaticinado que el papel pervivirá durante mucho tiempo, eso sí, conviviendo a la misma vez con los nuevos soportes. Rotundo en sus declaraciones fue Antonio María de Ávila (director general de la Federación de Gremios de Editoriales de España, FGEE), afirmando:


"Los dos formatos (digital y tradicional) van a convivir durante muchísimo
tiempo
"



Bajo mi punto de vista y mi experiencia en el mundo digital y tecnológico, me atrevo a refutar dicha afirmación, pues no tenemos más que mirar a nuestro alrededor y echar la vista un poco hacia atrás para ver que la tecnología ha sido más rápida devastando de lo que Ávila considera “muchísimo tiempo”. El siglo XXI ha sido el verdugo de las ya históricas cintas VHS y la revolución para la imagen: con la llegada de los DVD’s en la década de los 90, el VHS veía cómo se acercaban rápidamente sus últimos días. El DVD se hizo dueño y señor de la pantalla de televisión, pero sus años de monopolio se desvanecieron cuando asomaron la carcasa el Blue-Ray y el HD DVD; finalmente el Blue-Ray fue más fuerte, y promete buenos resultados. Lo mismo ocurrió en el panorama musical: el cassette fue desbancado por el CD, y el CD está siendo sustituido por los sistemas de almacenamiento en memoria flash (iPod, MP4, etc.) Algo similar ocurriría cuando comenzaron a introducirse en nuestra sociedad los primeros teléfonos móviles: todos serían un poco reacios a esto de llevarse el teléfono a la calle pero, ¿por qué no? Realmente es muy cómodo llevarte el teléfono a la calle y estar siempre comunicado; es más, mucha gente opta por no tener teléfono fijo en casa y si por tener teléfono móvil. Exactamente igual ocurrirá con el papel y el soporte digital: ¿para qué seguir comprando libros si es más cómodo tener muchos en un espacio más pequeño y fácil de manejar?
En cuanto al tiempo en el que el papel será casi totalmente reemplazado por los e-books, me atrevería a decir que dentro de no muchas generaciones. Llegará un momento en que nuestros hijos, nietos y bisnietos no sepan utilizar otra cosa más que la tecnología y entonces ¿por qué deberán usar el papel si no será a lo que estén acostumbrados?
Sin embargo, algo que si ralentizará la llegada absoluta de los libros electrónicos son sus altos precios (soporte de lectura y precio de adquisición del libro), ya que en comparación con el libro tradicional, sale perdiendo. En el artículo he podido leer que el libro tradicional tiene un 4% de IVA, mientras que el libro digital tiene un 18% de IVA (lo cual encarece el libro) ya que no se considera como un libro, sino como una prestación de un servicio. Y esto es como todo, mientras no se acabe de explotar un producto, no se legará el lugar a otro que agilice la situación y traiga más ventajas (ejemplo petróleo-coches ecológicos; hasta que no se explote todo el petróleo que hay en el mundo y no saquen una importante tajada sus benefactores, no habrá cabida para la energía ecológica, la cual daría un gran respiro al planeta) Ni que decir tiene que millones de árboles no serían talados para darnos a nosotros un rato de lectura, pudiendo tener muchísimos títulos en un trozo de plástico y así ahorrar papel. Lamentablemente, hoy en día impera la ley de no cambiar si algo es rentable, a pesar de que con ello se malgaste energía y se dañe el medio ambiente.
Aún así, considero que podemos estar tranquilos, pues la gran fuerza arrolladora de las tecnologías hará que pronto estemos leyendo en soportes digitales y no en papel.





14-10-2009

7 de octubre de 2009

Legajos en la Red

En mis manos tengo un artículo publicado por El País el domingo 16 de agosto de este año. Es un artículo muy interesante que habla acerca de la digitalización de numerosos archivos históricos (mapas, planos, dibujos, grabados, expedientes, etc.) y he creído interesante hacer referencia a él en mi blog, así como dar mi opinión acerca de ello.


La Consejería de Cultura ha decidido digitalizar más de dos millones de documentos de distintos archivos para que podamos tener acceso a ellos de una forma libre, gratuita y rápida, y todo ello lo conseguimos con las redes sociales, Internet: en fin, las tecnologías.

El artículo hace referencia a que será de gran ayuda para los investigadores y para todo aquel que esté interesado en la historia. Considero que es un gran avance el digitalizar toda esta documentación pues como dije más arriba, esto logra que más personas podamos acceder a ellos.

He tenido la suerte (lo considero suerte) de poder estar dentro de un archivo y trabajar con los documentos, sin embargo, hasta llegar al archivo y poder convertirte en un ratón de biblioteca, debes ir acompañado por un investigador, que te autoricen como tal, tienes que presentar tu DNI, no puedes llevar abrigos ni folios demasiado grandes a la sala de lectura, debes pagar las fotografías que hagas… A donde quiero llegar es que no ponen muchas facilidades a la hora de trabajar directamente con documentación antigua, y con la digitalización de estos documentos y su puesta en Red, nos ahorran las incomodidades que se pueden presentar en un archivo. Otra cosa es la satisfacción profesional que uno siente (yo lo experimenté) a la hora de coger entre sus manos un legajo antiquísimo y comenzar a analizarlo, pero ese ya es otro tema.

Por otro lado, con estas digitalizaciones también conseguimos preservar muchísimo mejor los documentos, pues no estarán en las manos de los investigadores y por lo tanto no se dañarán innecesariamente, ni se expondrán a la luz ni a la temperatura de la sala, etc. Con ello digo que es un muy buen paso a dar, ya que abarcamos más de lo que antes teníamos: mejor conservación, mayor difusión y más fácil acceso a los documentos.

Este es otro ejemplo más de cómo la tecnología facilita y elimina fronteras en el mundo: ya no sólo podremos leer libros, manuales, etc. por Internet (como vimos en el otro texto que publiqué), sino que ya podemos hasta leer documentos antiguos reales, como un documento sobre la vida de Felipe Farfán o un Archivo de los Condes de Priego (ambos del Archivo de Indias).


Un saludo a tod@s.

(07-10-09)

Entrando en contacto con la Biblioteconomía

“¿Dónde quedan, entonces, los libros?”; esta fue la pregunta que me hice en mi fuero interno al acabar la clase. Empecemos, lógicamente, por el principio. A las 18,30 del día 30 de septiembre teníamos nuestra primera clase de Biblioteconomía. Allí estábamos todas (hay que decir que sólo éramos chicas) esperando a que empezara la clase; cada una con nuestras propias preconcepciones sobre lo que consistiría la asignatura. Si digo que la mayoría pensábamos que la asignatura consistiría en estudiar la información en sí y la forma en la que se presenta, los libros, no creo que me equivoque mucho. Todas comenzamos dando nuestros puntos de vista acerca de lo que esperábamos de la asignatura, y fue cuando me reafirmé en lo que creía: pensábamos que trataría de eso. Sin embargo, y según fue avanzando la clase y la presentación de la asignatura, me di cuenta de que todo aquello que esperaba ver, no lo veríamos. “¿Por qué?”, preguntará quien lea esto: pues porque la tecnología ha modificado todo lo que conocemos, y los libros y la forma de acceder y producir información no han quedado indemne a ello. Cada vez se rehúsa más de la tradición, simplemente porque es más fácil aplicar a todo la tecnología. En cierto sentido es lógico, pues ahorra mucho trabajo al empleado (en este caso podríamos hablar de los bibliotecarios), pero con ello perdemos la forma mediante la cual se ha estado “fabricando” información (el libro tradicional), la forma de almacenar, de restaurar, de conservar, etc. Posiblemente hable desde la melancolía de no estudiar lo que hasta el momento se ha estado estudiando, y por el miedo de pensar que no pueda ser competente en esta parcela profesional por no conocer la tradición ya que ahora impera la tecnología. Muchos habremos escuchado que nuestra generación ha nacido con un ordenador debajo del brazo en vez del típico pan, y como consecuencia de ello que invertimos menos esfuerzo a la hora de trabajar: cuántas veces nos habrán dicho en primaria que usar la calculadora no era bueno ya que sino no aprenderíamos a restar, sumar, dividir, etc.; también hemos escuchado que el camino más fácil (la tecnología indudablemente lo hace todo más fácil) no es siempre el más recomendable, que lo que cuesta esfuerzo suele salir mejor, etc. Seguramente por este tipo de comentarios que, personalmente, he escuchado cientos de veces, se ha minado la conciencia de algunos pensando que si empleamos la tecnología en aquellas disciplinas que no es imprescindible usarla, podemos salir perdiendo. Con ello quiero hacer referencia al “miedo” del que antes hablaba, ya que entrar en un mundo que hasta hace poco era tradicional a golpe de “clic” y “mouse” es innovador y por lo tanto desconocido, y como ya sabemos, lo desconocido da algo de miedo.

“¿Es, por lo tanto, positiva la intrusión de la tecnología en esta disciplina, la biblioteconomía?” me pregunto ahora tras tanta reflexión. Por supuesto que sí. A parte de hacer mucho más fácil el trabajo, de agilizar y rentabilizar las horas del trabajador y sacar más provecho de la tarea que se lleve acabo, es una nueva forma de llegar al lector y, afortunadamente, muy eficaz. Numerosas veces me he encontrado en casa haciendo un trabajo y recompilando información para ello, y me han surgido dudas; he echado mano entonces de los libros que tengo en casa, pero obviamente no hay espacio físico para tener libros sobre todas las disciplinas y era muy tarde para ir a la biblioteca a preguntar por el libro y sacarlo; he buscado y encontrado lo que me interesaba en Internet, pero…HE AQUÍ EL PROBLEMA: hasta hace poco no existían estos recursos en la red (bibliotecas digitales, revistas digitales, etc.) tan fiables como los hay actualmente. Hasta entonces uno siempre dudaba si hacer caso de lo que leía en la Wikipedia o en la página de algún aficionado; sin embargo, ahora podemos consultar los libros que no tenemos en casa, revistas y publicaciones de especialistas en variadas materias, y con ello aumenta la fiabilidad y seguridad de que no estamos cometiendo un gran error. Recientemente me han mandado un email (¡qué si no!) con la dirección de la Biblioteca Digital Mundial, lo cual nos facilita mucho el trabajo a los estudiantes, y ejemplos como estos son los que ilustran y nos muestran cuán útil es la tecnología y las numerosas aplicaciones que la misma puede tener.

“¿Me convence entonces la novedosa forma de acercarme a la Biblioteconomía, a pesar de que era todo lo contrario a lo que me esperaba?” es la pregunta que me hago en este momento, y respondo que sí, pues llegados a este punto, aquello que no contemple la tecnología actualmente o en un futuro (próximo) en su forma de ejecutarse, quedará completamente obsoleto en pocos años.

Hasta aquí mi opinión e impresión de la asignatura y la disciplina, y según vaya tomando contacto con las prácticas (el blog, la Wiki, redes sociales, etc.), iré comentando más y trabajando sobre ello.

Un saludo a todos/as.

(07-10-09)

Mi Fábrica de Pensamientos

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